Páginas

viernes, 18 de mayo de 2012


"Víctima y verdugo: dos figuras inexorablemente entrelazadas en su naturaleza, pues ninguna de las dos halla su lugar en este mundo sin la otra. Así, donde hay un torturador existe un torturado y allí donde malvive un ultrajado ronda un desalmado.
Díganme: ¿qué es lo que acaba convirtiendo a un hombre en una cosa u otra? Si es la sangre de su estirpe la que lo convierte en tirano, o el maltrato al que se ha visto sometido en sus primeros años de andadura por este mundo ¿cómo atrevernos entonces a juzgar su tiranía? Si, en cambio, la simiente de la maldad ha crecido en él regada por valores como la ambición, la avaricia y el egoísmo, juzguémosle y condenémosle, pues las simientes pueden llegar a convertirse en árboles fuertes y robustos, y varios de esos árboles pueden llegar a formar un bosque que acabará siendo un potente y despiadado ejército…
Quizá no haya que darle tantas vueltas… Todos somos víctimas. Y también verdugos. En tiempos de guerra y en tiempos de paz. Lo fuimos, lo somos y lo seguiremos siendo hasta el fin de los días… Puede que la clave esté en ser misericordiosos con la víctima que llevamos dentro y condescendientes con el verdugo en el que a veces llegamos a convertirnos". 
 UNA COPA DE TRISTEZA CON HIELO, Ed. Corona Borealis, Pág. 23

No hay comentarios: